Uno de los rasgos característicos de todo emprendedor, es el ánimo con el que inician su proyecto. Desde que conciben la idea de emprendimiento, ya existe la motivación de aportar algo valioso al mundo.
En el camino del emprendimiento se presentan muchos retos. Entre mejor estés consciente de ellos y preparado para superarlos, más disfrutarás y aprenderás del proceso, hasta conseguir los resultados anhelados.
1. Comienza rápido y aprende todo lo que puedas
Si sigues postergando el inicio de tu proyecto, no darás la oportunidad de ver si el proyecto tiene oportunidad, equivocarse pronto también es una buena visión para realizar cambios y tener otra visión del proyecto. Cierto, no consiste en precipitarse y lanzarse del puente de cabeza y sin paracaídas; sino de ser activo y comprometerse con tu idea de negocio.
Explora, analiza tu entorno, las oportunidades y amenazas vigentes, aprovecha tus recursos e intenta suavizar tus debilidades, pero aporta algo de valor cada día para que tu negocio no pare de evolucionar.
No importa tanto el ritmo de ese avance, sino el hecho de no quedarse estancado.
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2. No pienses en hacerte rico, piensa en el cliente
Esto ahora funciona así. Cualquier empresa o negocio que puedas mencionar a nivel mundial, desarrolla su actividad desde una visión orientada al cliente. Es decir, no te enfoques en el hecho de generar beneficio como fin único sobre todo lo demás.
Está claro que es algo fundamental. Sin embargo, si estableces como el eje principal de la filosofía de tu empresa la creación de un producto que realmente responda a las necesidades del mercado y que se adapte a las características y exigencias de tus clientes, habrás dado con la clave. Lo demás viene rodado, es cuestión de tiempo que la demanda responda a una oferta de calidad.
Está claro que deberás trabajar en los innumerables factores implicados en desarrollar esa oferta tan genial, pero la verdad es, que si no explotas el potencial y el nivel calidad de tu producto de cara a convertirlo en la mejor alternativa posible, en algún punto, dejará de funcionar.
3. Enamórate de tu empresa y la gente que pertenece a ella
Se consciente de y aprecia sus pequeños detalles, sus debilidades y puntos fuertes. Todo aquello que la convierten en lo que es y trabaja duro en hacerla, cada día, una mejor versión de sí misma.
Esta misma filosofía extiéndela a tus trabajadores. Ellos son el motor de tu negocio. Conócelos, oriéntalos e intenta que progresen junto con tu empresa. Si logras que confíen en ti y vinculen sus proyecciones o metas profesionales con tu negocio, crecerán profesionalmente adaptando sus aptitudes a las necesidades y al desarrollo de tu empresa y obtendrás resultados increíbles.
4. Controla los gastos, se escalable
Cuando inicias un proyecto de negocio, las ganas por progresar e invertir en el desarrollo del mismo nos motivan para conseguir el empuje necesario en la difícil de hacer germinar nuestra incipiente semillita empresarial. Sin embargo, debes tener muy en cuenta que tus recursos son limitados, más aun si estás empezando y que los gastos, normalmente, se multiplican exponencialmente a medida que tu negocio avanza.
Es normal que te plantees embarcarte en nuevos proyectos que supongan herramientas adicionales y una mejora en la actividad de tu empresa. Eso es genial, siempre y cuando tengas bien planificados tanto tu presupuesto, como las partidas esenciales a las que dedicar determinadas parte del mismo para que tu negocio funcione con normalidad.
Busca herramientas open source que ayuden a realizar labores para tu proyecto, no quieras comprar todo lo que te ofrecen de primer instancia.
Si ya tienes gastos administrativos como nominas o gastos de operación busca si puedes deducirlos, tendrás beneficios fiscales de hacerlo así.
5. Habla de tus ideas con quien más puedas
Cuanta más gente las conozca, mayor feedback tendrás
Piensa en el efecto mariposa. Más o menos, es eso lo que buscas para tu empresa. Cuando mayor alcance tenga tu producto, tu empresa o cualquier elemento relacionado con tu marca, mayor será el impacto y el amplitud del público.
Facilitas los procesos de comunicación en torno a tu empresa, tanto a nivel comercial como no comercial (branding, boca a boca), la posibilidad de que otros puedan aportar a tu proyecto (sugerencias de mejoras, detectar debilidades), la oportunidad de generar comunidad tanto a nivel interno como externo…
6. Dale prioridad a las personas por encima de los buenos profesionales
La mayoría de las cosas se pueden aprender, pero ser buena persona generalmente no. Es recomendable trabajar con gente en la que sepas que puedes confiar. El engagement es un recurso muy valioso que deberás trabajar concienzudamente con tus empleados.
Se trata de un elemento en el que ambas partes, empleados y jefe, os veréis implicados. Como decíamos anteriormente, siempre puedes orientar y fomentar el desarrollo de aptitudes concretas en tus trabajadores de manera que estas se incrementen y evolucionen de la mano de las necesidades de tu empresa.
Todo ello partiendo de la base de la confianza plena en ellos, a la vez que generas un sentimiento de fuerte vinculación con tu negocio y resultados óptimos.
7. La empresa por encima de todos, incluido tú y tu ego
Cuando has creado, mimado y trabajado duro para ver crecer a tu empresa, es probable que caigas en el error de sobreprotegerla de tu entorno. No vas mal encaminado en eso de que tu empresa, en el plano profesional, es la prioridad absoluta.
Sin embargo, tal vez estés errando en el enfoque. Lo mejor para tu empresa pasa a veces por saber dar tu brazo a torcer, delegar, detectar cuando es necesaria la intervención de un especialista, cuando tus ideas no siempre son la mejor opción, entre otras situaciones. Ya sabes a lo que me refiero, ¿verdad?
8. Tu objetivo no es buscar inversores, tu objetivo es que tengas un producto tan bueno que los inversores te busquen a ti
Recuerda que las buenas ideas son los más complicado de generar, mucho más que los recursos económicos.
La importancia de crear una oferta de calidad es trascendental para tu empresa. Ya ves, no sólo tendrá efectos en la aceptación de tu producto, servicio o marca por parte de tus clientes y, por tanto, en el funcionamiento y evolución de tu empresa, sino que si de verdad se trata de una buena oferta, todos querrán apostar por ella y sumarse al carro: clientes consumiéndola, empleados trabajando y aprendiendo en el proceso de ponerla a disposición del mercado, e inversores, apostando por tu empresa en búsqueda de los beneficios que generará.
9. Piensa en grande, pero los pies en el suelo
Eleva tus objetivos, sabiendo que será una labor dura y complicada llevarlos a cabo, que no imposible. ¿No has oído nunca eso de “si tus sueños no te asustan, es que no son lo suficientemente importantes”?
Vas a estar más de 10 horas al día trabajando (eso es seguro) y pensando, dándole vueltas a tu producto, a lo que dedicas tu tiempo y gran parte de tu vida, así que debes sentirte bien contigo mismo y con quienes te rodean y acompañan en este proyecto.
Si al final te das cuenta que ese proyecto no es del todo lo que esperabas, equivocarse rápido es bueno, te dará la oportunidad de reinventar el negocio y contarás con experiencia para el nuevo reto.